Wednesday 28 April 2010

Es algo que nunca probarás.

Con un notorio desagrado desactivó la alarma que la despertó. Se levanto ofuscada y decidió vestirse de inmediato, dudó si debía bañarse... Se respondió a sí misma que no tendría sentido.
Tomó los calcetines usados del día anterior, trató de ponerse un pantalón que estaba roto y por un segundo no quiso perder tiempo cambiándoselos. Lo hizo. Se puso polera tras polera y un polerón.
Tomó el espejo aún más apurada, sacó la cuchara de su cosmetiquero y se encrespó las pestañas. Sabía que sus ojos eran lo único que la mantenía viva, todo lo demás ya estaba pasado, nadie la consideraría... pero sus ojos seguían cumpliendo su rol. Tomó el primer elástico que vio y se amarrró el enredado pelo que se mantenía así desde el día anterior.
Bajó sacó una manzana, abrió la puerta de salida y respiró intensamente para saber si hacía suficiente frío como para devolverse a buscar chaqueta. La nariz dolió pero no lo suficiente.
Mientras cerraba la reja se le cayeron todos los papeles que llevaba. Maldijo, pero no tenía más solución que agacharse y guardar todo. Caminó sin levantar la mirada hacia la para del bus, apretada y con desagrado, fue el viaje hasta su destino, ya todos los documentos arrugados y ahora aplastados... el día NO sería el mejor.
Mientras intentaba ubicarse para dar comienzo a sus asuntos, sentía que le costaba respirar pensando que esto eso era muy crudo como para mantenerse viva, a veces ella se sentía tan triste, sola, mirando por la ventana... mirando como todo avanzaba y ella seguía igual. Ella lo esperaba a él. A él que lo conocía, pero no existía. Cerró los ojos y dijo, otro día más, igual que ayer. Cuando venga lo haré mirar por la ventana y sabremos que es el momento. Sí, ella pensaba que era un hombre, pero no era más que una pluma cayendo desde lo alto del edificio.
Y es que duele tanto cuando anhelando algo, se te escapa de las manos.
Fue por una taza de café cargado, lo bebió por completo a pesar de la molestia porque no había endulzante y sólo era azúcar.
Fue a mirarse al espejo del baño y pensó en voz alta, tanto esperar pero la esperanza seguía. Claro, ella no se sentía muy bien pero tampoco era una justificación como para que él llegara la tomara bruscamente por la cintura la besara y le dijera sólo tu corazón está pensando....
Y es que duele tanto cuando ya no se puede volver atrás.-